Ensayodel texto Paul Watzlawick, Beavin Bavelas y Don D.
Jackson: “Teoría de la comunicación
humana. Interacciones, patologías y paradojas.
Tú versus Yo
“No es posible no
comunicar”, dice el primer axioma de la escuela de Palos sobre la
comunicación.
Para poder hablar en esa tesitura
primero debemos definir qué se entiende por comunicación. Aquí se trata de “una
unidad de conducta definida por un modo general”.
En el complejo entramado de la
comunicación intervienen diversos elementos susceptibles a cambios, y tal vez
la esencia del acto comunicativo sea que es imposible no comportarnos. Hagamos
lo que hagamos (o incluso no haciendo nada), ya estamos comunicando. El
sinsentido, el silencio, la inmovilidad y la negación también son comunicación.
Sabemos que cuando queremos transmitir un mensaje lo hacemos con una
intención, sin embargo, puede ocurrir que la otra persona no comprenda cómo
debe entenderse ese mensaje.
No estoy hablando de lo difícil que
puede ser el proceso de comunicación si la lengua de emisor y receptor es diferente, partimos
de unos parámetros comunes.
Donde reside la verdadera confusión
es en el aspecto connotativo del acto de comunicación, la “puntuación de la
secuencia de hechos”, porque el contenido pertenece a la cara referencial, a
los datos digamos, “objetivos”.
Así se deduce la segunda máxima: “Toda comunicación tiene un aspecto de
contenido y un aspecto relacional; tales que el segundo clasifica al primero y
es, por ende, una metacomunicación”.
En todo acto de comunicación se pueden establecer diversas relaciones,
todas englobadas en “tríadas” denominadas por Estímulo-Respuesta-Refuerzo, lo
cual recuerda al método del condicionamiento operante formulado por Skinner.
Así se establecen patrones de
intercambio entre emisor y receptor de forma cíclica.
Por otro lado, hay que tener en
cuenta que la puntuación (tercer axioma) organiza la conducta, lo que puede
desembocar en desacuerdos y problemas, generando una grave distorsión de la
realidad: “La naturaleza de una relación
depende de la puntuación de las secuencias de comunicación entre comunicantes”.
Citaré una común paradoja que puede llevar a la reflexión de los
problemas que puede tener la comunicación: “La
Guerra es la Paz”.
Esto nos lleva al punto, en mi opinión, más interesante: la comunicación
analógica y digital.
Hemos mencionado el aspecto
referencial y connotativo en el ámbito de la comunicación, sin embargo, hasta
ahora nos referíamos a un intercambio de palabras, palabras convencionales cuya
relación con el objeto al que denotan es puramente arbitraria (por ejemplo, el
cuatro es cuatro porque se le denomina así, aunque podría llamarse cinco en vez
de cuatro).
Estas sílabas son el resultado de
un proceso de abstracción muy complejo, mas sabemos que en la interacción
comunicativa entre dos personas (o más) hay otro elemento importantísimo, que a
veces llega a olvidarse: el lenguaje no verbal; o lo que es lo mismo, la
comunicación analógica.
En al actualidad puede interpretarse como el paso de una comunicación
natural, frente a frente, a la comunicación que nos permite la nueva
tecnológica (la saga de los “i”, ordenadores, móviles, etc.), que han creado
una forma inimaginable de comunicación.
Desde el punto de vista del psicoanálisis (por tratar otras corrientes
psicológicas), la comunicación analógica estaría ligada al Ello, pues no
entiende de negación en sus propósitos; y la digital con el Super Yo, plasmado
en esos convencionalismos “lógicos”, en el puro contenido del mensaje.
Durante la comunicación interpersonal
no solo intercambiamos palabras; sino que también traspasamos gestos, posturas,
tonos, sentimientos, instintos, segundas intenciones y un millón de detalles
que sin decir nada dicen mucho.
De ahí la complejidad de este
proceso, pues es necesario traducir el mensaje del otro e interpretarlo (en
esto también juega un papel muy importante el bagaje cultural que se enreda a
nosotros cual mortaja, oscureciendo y manipulando nuestra mente).
Aparte de esta relación analógico-digital inseparable hay, así mismo,
relaciones variadas entre el emisor y receptor, que pueden estar basadas en la
igualdad (cismogénesis simétrica) o en la diferencia (cismogénesis
complementaria).
Evidentemente no se establece el mismo vínculo entre un profesor y un alumno
que entre una pareja o unos amigos.
Haciendo referencia al título de mi ensayo, (“Tú versus Yo”) hago alusión a la doble relación de confusión que puede
haber con la partícula versus, pues
acuñada desde el inglés por “contra” (sinónimo de relación insana, venenosa),
su original significado en latín no era otro que “hacia” (lo que puede
interpretarse como buena relación).
En conclusión: la comunicación se basa en una relación recíproca
(feedback o retroalimentación), donde tanto emisor como receptor envían y
reciben mensajes en un contexto socio-cultural cuya intencionalidad es
variable, y cuya esencia debe ser interpretada con el fin de llevar una buena
comunicación.
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