jueves, 24 de octubre de 2013

Lluvia sobre las barricadas ardientes




“Lluvia tenue, limpia de este polvo cruel el mundo

no te preocupes: arrasa con todo

se la libertadora que arrastre las aguas contaminadas y negras,

avanza sin descanso.

 

Congela la hipocresía y no los salarios.

Baja potente la corrupción a su tumba,

No te hagas suelo fértil para los parados.

 

Lluvia, compañera, acompaña al pueblo oprimido y ruge con furia,

Que en el gobierno te escuchen tronante y tiemblen.

 

Ayúdanos, amiga, para que no hagan más daño.

Tíñete de verde Naturaleza

No nos abandones a nuestra suerte,

Tus hijos te claman, dales la mano;

Azota al dolor, al miedo, a la injusticia

Con brazo de pinchos y rostro de barro.

 

¡Canta nuestra canción!

¡Qué tu trueno y rayo griten”

¡Qué tu murmullo de gotitas se convierta en tormenta devastadora!

¡Llévatelos, lluvia, lejos!

¡Mátalos, húndelos, sepúltalos como quieren hacer con nosotros!

¡Danos tu poder, únete a los heridos!

¡Qué gracias a ti logremos la victoria en esta lucha!

¡Danos la protección de Nike, la sabiduría de Atenea y la furia de Ares!

¡Cédenos un puesto en tus arcadias vírgenes!

¡Qué vuelva la belleza que quieren derrocar!

 

¡No calles nunca, lluvia!

Eres nuestro aliento vital…”

 

Esta maldit realidad...





“Mi alma llora por esta realidad

en las gotas una vida se sostiene indecisa

un sueño perdido pende de cada una de ellas.

Allí los veo: pintor, poeta, violinista, filósofo…

A todos ellos los veo caer.

Un culpable se anuncia airoso, la ley Wert.

 

Más allá un niño sostiene en la diestra un cochecito,

En la siniestra el examen que lo retrasa.

 

Bajo mis ojos se extienden llanuras cortadas, sentimientos rasgados

Humo que intoxica los corazones aplastados

 

¡Triste verdad y realidad lúgubre!

¡Se podrá algún día atajar esa barrera que nos reprime?

¡Cruel e injusto globo, que bebes de la mano de Capital, Mentira e Imposición!”
 
 


miércoles, 16 de octubre de 2013

Él.


Él.

Elegante, grácil, siempre en un traje pulcro y cuidado, negro y blanco, que se amolda a tu bella figura alargada, delgada, pálida cual espectro invernal.

Adoro tu voz de ángel cuando con manos frías te acaricio con ternura, e incluso tu grave lamento es melodioso.
Espero ansiosa siempre el momento de encontrarme contigo y de unirme a tu cuerpo perfecto, impecable, que parece labrado a base de cincel.

Tiro la chaqueta despreocupada, no sé sentirte con ropa, me conoces, y dejo que entonces tus esbeltos y alargados dedos se junten y disfruten con los míos, que anhelantes se aferran a tu garganta masculina, a tu pecho templado.

Tan claro, tan transparente. Nada me ocultas ya. Fiel compañero, nunca me abandonas, esperas paciente a tu amiga, aunque me haya olvidado de ti durante un tiempo.

Y cuando la añorante melancolía torna nos reconciliamos con regocijo, y la dicha gloriosa se plasma en nuestras caricias apasionantes, fogosas, que cual llama o huracán, se desprenden de lo moderado para que el forte de nuestros suspiros se entremezcle hasta llegar el punto álgido, donde el último umbral se atraviesa…

Y ya solo somos ángel y cantante, solo voz y sentimientos, solo un expresivo dueto de dos almas unidas…

Sabes tanto como yo que intento con fuerza que jamás nos separemos, y tiemblo cuando te encuentro solo, perdido, abandonado cual perro mojado; y tu silencio hueco me llama, rogándome, implorándome mis caricias, pidiéndome regresar a tus rodillas duras, a tu americana oscura, a tu corbata de seda y tus ojos cerrado, con aquella voz que hace que me pierda en tu única palabra.

A veces otros me suplican zalameros las manos, pero solo tú eres mío, y solo yo soy tuya. Los otros, lo sabes bien, me dan igual: de piel canela, otros chocolate, otros nívea y clara, con aquellas voces rechinantes y ensordecedoras, lisonjeros... Pero no son como tú.

Encierras tantos secretos, tantas confesiones, tanto sufrimiento, tanta alegría que a veces pienso cómo puede caber en ti el alma de una persona entera.

Solo te quiero decir que estaré a tu lado igual que he estado todos estos años: con nuestros enfados, con los silencios que ignoramos, con esos pasajes difíciles, con aquellos momentos imposibles en los que mis dedos no te alcanzan todo lo que me pides, con la euforia de lo magnífico, con esos gritos de la vecina de al lado cuando nos traspasamos del límite, con todos esos besos que aún no nos hemos dado, con todas esas horas que pasamos juntos...

Antes, ahora y siempre.

Junto a ti.


Mi piano.